Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 31 de marzo de 2016

Con mi Iglesia, creo en ti, Señor!



Abriré las puertas, cuando me llamen a tiempos y a deshoras y, aun con incertidumbres o dudas, proclamaré que estás vivo y operante
Que, en mis miedos y temores, me das la valentía de un león para hacer frente a mis adversarios.

¡Con mi Iglesia, creo en ti, Señor!
Ven, Señor, y como a Tomás muéstrame tu costado, no para que crea más o menos, sino para sentir un poco el calor de tu regazo.
Ven, Señor, y como a Tomás, enséñame tus pies, no porque desee verlos taladrados, sino porque, al contemplarlos, conoceré el precio que se paga a los que desean andar por tus caminos.
Ven, Señor, y como a Tomás, dame tus manos, no para advertir los agujeros que los clavos dejaron, sino para, juntando las mías sobre las tuyas, comprender que he de ayudar al que está abatido, animar al que se encuentra desconsolado, o servir con generosidad, a todo hombre que ande necesitado.

¡Con mi Iglesia, creo en ti, Señor!
Porque, sé que, los Apóstoles, débiles y santos, con virtudes y defectos, nos han dejado esta Iglesia que es Madre y sierva, Santa y pecadora, grande y pequeña, rica y pobre, pero esplendorosa por la alegría de tu Pascua Resucitadora.

¡ALELUYA, CREO CON TU IGLESIA, EN TI SEÑOR!

P. Javier Leoz
 
 

miércoles, 30 de marzo de 2016

Decálogo para la Pascua



1. Vive con alegría tu existencia.
Si Jesús resucitó es porque, precisamente,
quiere traernos una transfusión de vida..
Secretos para ser felices.

2. No dejes que los acontecimientos
ni las dificultades puedan contigo.
Si Jesús pudo con su cruz;
¿por qué no vas a tener tú voluntad para hacerles frente?

3. Bríndate allá donde te encuentres.
No vale quien tiene, sino aquel que sirve.
Jesús se vació para que aprendiésemos una lección:
la grandeza está en ser solidario.

4. Si tienes rencor por algo y con alguien ¡olvídalo!
La Pascua, el paso del Señor,
nos ha dejado un camino limpio y despejado.
Limpiemos también el nuestro.

5. No seas incrédulo.
Asómate en este tiempo pascual a la belleza de la fe.
Si la tienes, no la pierdas. Si, por lo que sea, la tienes débil,
busca motivos y razones para recuperarla.

6. Escucha con atención la Palabra de Dios.
Su lectura te hará vibrar con el mismo ímpetu
con el que se estremecieron los Apóstoles o María.

7. Reza y da gracias a Dios por el fruto
de la Pascua: la Resurrección.
Teniendo tantos resortes para la alegría
y el optimismo, no tenemos derecho al desaliento:
¡Jesús nos acompaña!

8. Busca el lado positivo de tu vida.
No te castigues demasiado.
¡El Señor pagó ya un alto precio por nosotros!
Acéptate como eres y….aceptarás también a los demás.

9. Mira con ilusión al futuro.
No hay camino que no merezca la pena ser recorrido,
ni montaña que no pueda ser escalada.
Con la fe, y la mirada puesta en Dios, podrás conquistar
aquello que sea bueno para ti y para los demás.

10. Da gracias a Dios por lo que tienes e, incluso,
por aquello que –precisamente porque no te conviene– no alcanzas.
No siempre, lo que el paladar apetece,
es saludable para el cuerpo.

P. Javier Leoz

 
 
 

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