Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

sábado, 21 de noviembre de 2009

“Es tiempo de esperanza”


21 de noviembre de 2009

“Es tiempo de esperanza”
“Es tiempo de esperanza, y vivo de este tesoro. No es una frase, Padre –me dices–, es una realidad”. Entonces..., el mundo entero, todos los valores humanos que te atraen con una fuerza enorme –amistad, arte, ciencia, filosofía, teología, deporte, naturaleza, cultura, almas...–, todo eso deposítalo en la esperanza: en la esperanza de Cristo. (Surco, 293)

Allí donde nos encontremos, nos exhorta el Señor: ¡vela! Alimentemos en nuestras conciencias, ante esa petición de Dios, los deseos esperanzados de santidad, con obras. Dame, hijo mío, tu corazón, nos sugiere al oído. Déjate de construir castillos con la fantasía, decídete a abrir tu alma a Dios, pues exclusivamente en el Señor hallarás fundamento real para tu esperanza y para hacer el bien a los demás. Cuando no se lucha consigo mismo, cuando no se rechazan terminantemente los enemigos que están dentro de la ciudadela interior -el orgullo, la envidia, la concupiscencia de la carne y de los ojos, la autosuficiencia, la alocada avidez de libertinaje-, cuando no existe esa pelea interior, los más nobles ideales se agostan como la flor del heno, que al salir el sol ardiente, se seca la hierba, cae la flor, y se acaba su vistosa hermosura. Después, en el menor resquicio brotarán el desaliento y la tristeza, como una planta dañina e invasora.

No se conforma Jesús con un asentimiento titubeante. Pretende, tiene derecho a que caminemos con entereza, sin concesiones ante las dificultades. Exige pasos firmes, concretos; pues, de ordinario, los propósitos generales sirven para poco. Esos propósitos tan poco delineados me parecen ilusiones falaces, que intentan acallar las llamadas divinas que percibe el corazón; fuegos fatuos, que no queman ni dan calor, y que desaparecen con la misma fugacidad con que han surgido.

Por eso, me convenceré de que tus intenciones para alcanzar la meta son sinceras, si te veo marchar con determinación. Obra el bien, revisando tus actitudes ordinarias ante la ocupación de cada instante; practica la justicia, precisamente en los ámbitos que frecuentas, aunque te dobles por la fatiga; fomenta la felicidad de los que te rodean, sirviendo a los otros con alegría en el lugar de tu trabajo, con esfuerzo para acabarlo con la mayor perfección posible, con tu comprensión, con tu sonrisa, con tu actitud cristiana. Y todo, por Dios, con el pensamiento en su gloria, con la mirada alta, anhelando la Patria definitiva, que sólo ese fin merece la pena. (Amigos de Dios, 211)

http://www.opusdei.es/art.php?p=18265

miércoles, 18 de noviembre de 2009

En el corazón del cristianismo: la alegría




El cristiano vive con una alegría profunda, porque sabe que Dios nos ofrece un don inmenso,nos ha abierto las puertas de los cielos.



La fe católica arranca desde una experiencia, desde un encuentro, desde una certeza: Dios ha intervenido en la historia humana, Cristo es el Salvador del mundo.

No somos defensores de un sistema ético más o menos perfecto. No somos herederos de tradiciones humanas, con sus luces y con sus sombras. No somos simples evocadores de una doctrina surgida desde el judaísmo y plasmada a lo largo de los siglos en el Credo y en los concilios.

Somos seguidores de Jesús de Nazaret, verdadero Dios y verdadero Hombre, Señor y Salvador del mundo.

Hay, en el corazón del cristianismo, una certeza profunda: Dios ha intervenido en la historia humana, Dios ha enviado al Mesías, Dios ha abierto las puertas de los cielos, Dios ha ofrecido el perdón a los pecadores, Dios nos invita a ser hijos en el Hijo.

Por eso el cristiano vive con una alegría profunda, porque sabe que Dios nos ofrece un don inmenso.

Benedicto XVI lo explicaba así: “dentro de nosotros debería surgir nuevamente la alegría por el hecho de que Dios nos haya mostrado gratuitamente su rostro, su voluntad, a sí mismo. Si esta alegría resurge entre nosotros, tocará también el corazón de los no creyentes” (Benedicto XVI, homilía, 30 de agosto de 2009).

Se trata de una alegría que hace a los católicos convincentes y misioneros, como subrayaba el Papa en la homilía antes citada: “donde esta alegría está presente, ésta -aun sin querer- posee una fuerza misionera. Suscita, de hecho, en los hombres la pregunta de si no está verdaderamente aquí el camino, si esta alegría no lleve efectivamente a las huellas del mismo Dios”.

Los hombres necesitan descubrir la gran verdad cristiana: Cristo ya vino al mundo. Nos toca a los bautizados testimoniarlo, desde la alegría humilde de quienes acogen y viven un don maravilloso y transformante.
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

lunes, 16 de noviembre de 2009

SAN ROQUE GONZALEZ DE SANTA CRUZ


Roque González de Santa Cruz, Santo
Mártir
Noviembre 16


El primer santo paraguayo, Roque González de Santa Cruz, nació en Asunción en el año 1576. Durante los primeros años de su vida aprendió a hablar el guaraní y a trabajar el campo. Ambas cualidades le fueron de gran utilidad en su ulterior labor evangelizadora. A los 23 años recibió la ordenación sacerdotal siendo uno de los primeros sacerdotes diocesanos ordenados en la región de Río de la Plata.

Al inicio, su labor pastoral se centró en la atención a los indígenas, a quienes amaba entrañablemente. Ocho años más tarde fue nombrado párroco de la catedral de Asunción. Su abnegada dedicación a los demás, junto con su espíritu práctico le merecieron el cargo de provisor y vicario general de todo el obispado.

Sin embargo, en medio de estos progresos y reconocimientos, el P. Roque experimentaba una gran nostalgia por su labor con los indígenas. Así, el 9 de mayo de 1609 abandonó sus cargos y privilegios para ingresar en el noviciado de la Compañía de Jesús. La decisión -como sucede a menudo- no estuvo exenta de fricciones, especialmente con sus familiares que pertenecían a la clase privilegiada de la colonia (el hermano del P. Roque era teniente general y gobernador de Asunción).

Su ingente labor misionera comenzó en la reducción de “san Ignacio de Loyola”. En ella los aborígenes aprendían trabajos manuales y las primeras letras, y se les instruía en la doctrina católica. Los misioneros llevaban la paz de Cristo a esos territorios y, respetando las tradiciones culturales de los nativos, purificaban aquellos aspectos contrarios al mensaje de Cristo. El P. Roque era el alma de la vida litúrgica y religiosa de la reducción; pero también –sin descuidar la cura de almas- un solícito promotor de su vida económica y social. Su anhelo de llevar el evangelio a sus “nuevos hijos”, como él solía llamarlos, le llevó a emprender la fundación de 10 reducciones más.

A pesar del bien que los misioneros realizaban en la región, su labor no dejó de inquietar a los hechiceros, que veían en ellos una amenaza para sus supersticiones. En noviembre de 1628, mientras el P. Roque y otro sacerdote, el P. Alfonso Rodríguez, trabajaban en la reducción de Todos los Santos del Caaró, un hechicero llamado Nezú organizó una revuelta.
En ella los indígenas asesinaron a los misioneros con sus italaás –una especie de hacha- y entregaron sus cuerpos a las llamas.
Los asaltantes quemaron el curepo del P. Roque, pero milagrosamente, quedó intacto el corazón. Para gran asombro de los asesinos, el corazón del santo les habló haciéndoles ver lo que habían hecho e invitándoles al arrepentimiento. Proclamado santo por Juan Pablo II en el año 1988.
 
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

domingo, 15 de noviembre de 2009

VOLAR SOBRE EL PANTANO



Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están machacando, hundiendo, quemando, etc. entonces te recomiendo que memorices este relato:
"Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.
Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y él se dio cuenta de que iba a morir.
En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo,llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso."

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir.
Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír la llamada de que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO y muy lejos del pantano.
Abandona la vía segura y cómoda. Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades y hazlo solitariamente. Dios te acompañará y te dirá qué camino tomar.

sacado de: webcatolicodejavier.org
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